lunes, 26 de mayo de 2008

VISITA A LA RUTA BOTÁNICA DE BEA






El pasado Viernes 23 de mayo, los alumnos de 1º de ESO del IES Valle del Jiloca visitaron la RUTA BOTÁNICA DE BEA, en plena Serranía de Cucalón. El recorrido atraviesa parte del lugar de Interés Comunitario "Sierra de Fonfría", con sus majestuosos bosques mediterráneos, que mostraban un esplendor digno de las lluvias recibidas en los últimos días.



A través del trayecto corto, se describe un círculo de unos 9 Km de longitud, en torno al núcleo de Bea, de tan sólo 7 habitantes entre semana. Se asciende por una pista en buen estado, que en lo más alto se transforma en un sendero vecinal que discurre a la sombra del bosque de Quejigos y Marojos.



Comenzamos observando de cerca uno de los árboles monumentales de la Ruta, la Sabina albar de Bea. Es un ejemplar que se salvó de sucumbir bajo el hacha al encontrarse en un ribazo, entre dos campos de labor. En ella repasamos lo que es una gimnosperma, y recordamos las adaptaciones que las plantas de lugares continentales y secos tienen en sus hojas duras. También tomamos datos meteorológicos con un termómetro e higrómetro, recogimos muestras de algunas plantas como el Lino o el tomillo, y observamos dos tipos de rocas muy relacionadas entre sí, las areniscas rojas y las arcillas. En las primeras vimos cómo la erosión va creando pequeños huecos que la vegetación va colonizando poco a poco.



A través del ascenso ya por el monte, recogimos pequeños insectos y arácnidos, destacando una pequeña Cicindela, escarabajo carnívoro de mandíbulas enormes, que atrapó una valiente alumna. Los pudimos observar con la ayuda de las lupas. Para lo que no necesitamos lupa fue para un hermoso jabalí despistado, que casi se tropezó con la comitiva y que huyó monte arriba.




La Geología también se fue introduciendo poco a poco, como en el caso de los Conglomerados que atraviesan el camino, y que tienen una magnífica estructura interna. Así, poco a poco, llegamos a los pies de la famosa "Abuela de Bea", una anciana carrasca con formas retorcidas y tronco hueco, que porta una interesante comunidad de líquenes en su tronco.




Las bellas orquídeas sorprendieron a los chavales, que intentaban no pisarlas al andar por el sendero. Los hormigueros parecían volcanes, de tanta tierra acumulada, seguramente para evitar la entrada del agua de escorrentía, tan abundante en las últimas semanas. No se equivocaban las hormigas, pues una buena tormenta nos llegó justo a la hora del bocata, ya en el mirador de la ruta.




Ya el agua nos acompañó hasta la llegada al pueblo, bajando ligeros a pesar de los tacones de barro que se formaban bajo las suelas, algo bastante divertido que contar en casa después.


Y la excursión terminaba donde todas, en el bar del pueblo, donde siempre espera la conversación animada con los lugareños, que siempre se alegran de ver gente por allí. Un día bonito, instructivo, respirando aire fresco y llenando las retinas de color verde. Desde aquí mi agradecimiento a los organizadores, y a los chavales, que se portaron fenomenal!!



Un instante...

Un instante...