A primeros de septiembre el Huracán Félix azotó con fuerza la costa oriental de Nicaragua, dejando más de 67 muertos. Aunque el paso de huracanes es algo frecuente y sucede todos los años por estas fechas, este ha sido especialmente fuerte, recordándonos al famoso Mitch. En el año 98 el Huracán Mitch dió lugar a fuertes episodios lluviosos que derivaron en un importante deslave en el volcán Casita, cerca de León. Se trata de un volcán inactivo con un gran cráter que se fue empapando de agua durante un mes de constantes precipitaciones. Cuando el suelo estaba saturado, parte del cráter se desgajó arrastrando toneladas de tierra y fango que se desplazaron a gran velocidad ladera abajo. Se habla de más de 3.000 víctimas resultantes de este fenómeno. Aunque Nicaragua cuenta con mapas de riesgo, sistemas de alerta y un Instituto propio para el estudio de los riesgos naturales (INETER) existe una gran parte de población muy pobre, que vive en condiciones que aumentan increiblemente la exposición a las catástrofes naturales, como es el caso de estas aldeas rurales.
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